Los fuegos artificiales vuelven a ser tema de discusión para las familias y las casas chilenas con integrantes diagnosticados en el Espectro Autista.
En diciembre, el uso de fuegos artificiales alcanza su punto máximo y el ruido de las detonaciones se vuelve ineludible. Mientras afuera el cielo se ilumina con colores y estruendos, dentro de algunos hogares se vive un ambiente de estrés y preocupación.
Sandra Garai, profesional del Centro de Recursos Tecnológicos Inclusivos (CERETI), profesora de Educación Diferencial y activista del espectro autista, explica que los fuegos pirotécnicos pueden provocar desregulaciones significativas en personas neurodivergentes, especialmente aquellas dentro del espectro autista.